Meritocracia: Un término muy engañoso en estos tiempos
Por Mario BustamanteEl término meritocracia es de origen latín meritum que significa «debida recompensa», a su vez de mereri que expresa «ganar», «merecer»; el sufijo cracia del griego krátos, que simboliza “poder», «fuerza”, y el sufijo ia de «cualidad».
Personalmente podría definir que meritocracia es la recompensa al esfuerzo, el poder de merecer un lugar, un espacio, un reconocimiento. El ideal de un mundo más justo diría yo, pero en este momento me viene a la memoria lo que decia el Rey Salomón “… vi que en esta vida no son los más veloces los que ganan la carrera, ni tampoco son los más valientes los que ganan la batalla. No siempre los sabios tienen que comer, ni los inteligentes tienen mucho dinero, ni todo el mundo quiere a la gente bien preparada. En realidad, todos dependemos de un momento de suerte…”
Esta especie de suerte que esperamos, nunca es compatible con el concepto que tenemos de la “meritocracia”, las desigualdades de oportunidades hacen que quienes “ocupan” lugares no siempre sean quienes se lo merecen. Y por otro lado pensaba en lo que el economista Amartya Sen denomina como “Desarrollo humano” donde plantea una serie de condiciones a tener en cuenta a la hora de hablar de igualdad de oportunidades, por ejemplo; el tipo de vida que tiene un individuo, cuanto tiempo vive, que tan bien viven, si es pobres, analfabetos, etc. Esto se presenta como un gran condicionante, estas desigualdades hace que no todos tengan la misma “oportunidad” de desarrollarse y mucho menos pensar en ocupar un lugar preponderante u obtener lo que socialmente se merece.
Si pensamos en situaciones en que la desigualdad es muy extrema a tal punto de hablar de una sociedad que literalmente sufre el hambre, no podríamos estar hablando de igualdad de oportunidades y mucho menos de meritocracia, o esas personas “merecen” ese presente? automáticamente diríamos que no. Pero ciertos Estados Democráticos no han garantizado el bienestar y la igualdad para el desarrollo humano del que habla Amartya Sen.
El bienestar individual, según Sen, es el resultado adquirido por un individuo en su nutrición, salud, educación, etcétera. Desde esa perspectiva, un individuo goza de menor bienestar si vive en una zona donde existe por ejemplo, la enfermedad de la malaria y desempeña el mismo trabajo que otra persona que habita un área donde esa enfermedad está erradicada, esto significaría que los dos tienen el mismo merito, pero los dos no tienen las mismas oportunidades.
Las adquisiciones de los individuos forman su bienestar y las adquisiciones potenciales como la libertad de hacer y estar haciendo forman lo que Sen llama operaciones. La gente con educación toma decisiones inteligentes acerca de su propia vida, en otras palabras, la educación permite sacar el máximo provecho de nuestros actos para beneficio propio, beneficio que depende de los sistemas que elijamos para tomar las decisiones. Pero en este mundo globalizado no todo podemos elegir a donde vivir, como vivir, no todos tienen acceso a la educación, a la alimentación, a la vivienda, no todos tienen igualdades de oportunidades, ni todos tienen lo que merecen. Es por ello que entiendo al termino «meritocracia» como un termino neoliberal muy engañoso, un termino muy utilizado en estos últimos años en nuestro país.